Crítica de "Amanece en Edimburgo", dirigida por Dexter Fletcher

ARTÍCULO POR CRISTINA HERNÁNDEZ

¡CANTANDO, BAILANDO Y SONRIENDO AL RITMO DE "THE PROCLAIMERS" QUE ES GERUNDIO!

Título: Amanece en Edimburgo (Sunshine on Leith). Director: Dexter Fletcher. Reparto: George MacKay, Kevin Guthrie, Jane Horrocks, Peter Mullan, Freya Mavor, Antonia Thomas, Jason Flemyng. Guión: Stephen Greenhorn. Música: The Proclaimers. Distribuidora: Filmax. Estreno en España: 19/06/2014. Puntuación: 4'5/5.

Sinopsis: Davy y Ally, son dos buenos amigos que vuelven a sus vidas en Edimburgo tras cumplir el servicio en la guerra de Afganistán. Ambos continúan sus relaciones de pareja: Ally con Liz y Davy con Yvonne. Mientras tanto, los padres de Davy, Rab y Jean, están ocupados planeando sus bodas de plata. Todo va bien hasta que una revelación del pasado de Rab amenaza con destruir a la familia y separar a las tres parejas.

Sencilla, optimista y con encanto, así es "Amanece en Edimburgo", un musical que invita a bailar, cantar y a visitar Edimburgo en el que una perenne sonrisa acompaña a los temas más famosos de "The Proclaimers" en esta magnífica historia de amor y amistad. 

Los fans de los musicales están de enhorabuena. Dexter Fletcher adapta el musical teatral “Sunshine on Leith” - estrenado en 2007 y ganador del Premio TMA al Mejor Musical del Año -, uno de los más exitosos de Reino Unido. Basado en la música del grupo escocés The Proclaimers, formado por los gemelos Charlie y Craig Reid, “Amanece en Edimburgo” está configurada para pasar un entretenido rato y verte contagiado por el buen rollo de la música y el carisma de sus personajes. Una historia que invita a bailar, a cantar y a no abandonar la sonrisa, salvo los típicos momentos de bajona dramática que todo musical mete con calzador durante el desarrollo de la trama. Una cinta sencilla, optimista y con encanto que hace disfrutar durante 100 minutos de los bellos paisajes de Edimburgo, provocando unas ganas inmensas de visitar esta luminosa ciudad cargada de cordialidad.  

Todo es muy happy hasta que el padre canta lo maravilloso que fue beneficiarse a su mujer ataviado con una elegante falda de cuadros. Un gesto muy romántico para centrar la atención de los asistentes a la celebración de las bodas de plata del matrimonio, un desencadenante musical que indirectamente provoca un dominó de desgracias amorosas en una sola secuencia. Si hasta ese momento el buen rollo con el que arranca la cinta es del todo contagioso, el contra se lo llevaría el melodrama metido a cascoporro a mitad de la cinta y que afecta a los tres romances del sexteto protagonista. Pese a ello, el conjunto es tan tierno y fascinante, tan festivo y brillante que no importa lo que pase porque está claro que todos los días sale el sol, que todos los días "Amanece en Edimburgo". Un título cuya escena final es un cierre espectacular en el que participa medio Edimburgo bailando una coreografía de pasitos facilillos pero vistosos que te hacen abandonar el cine con una felicidad en el cuerpo que te harían caminar hasta 500 millas sin darte cuenta.

Lo mejor
Peter Mullan y George Mackay. Maravillosos.
La comicidad del guión, el quid que te hace no abandonar la sonrisa.
Los números musicales. En concreto, "I'm on my way", "Let's get married" y el impresionante final con el famoso tema "I'm gonna be (500 milles)".

Lo peor
El melodrama.


:: Dexter Fletcher lleva a la gran pantalla el musical "Amanece en Edimburgo", una cinta que contagia alegría de principio a fin y que te invita a hacer de la música de "The Ploclaimers" tu nueva playlist favorita. 

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