Crítica de "Es mi palabra contra la mía" de Luis Piedrahita


Un remedio para el aburrimiento del "señor" Piedrahita

Si buscas un remedio contra el aburrimiento… ¡Aquí tienes la solución! Tachaaannn, con todos ustedes el señor Luis Piedrahita (sí, acabo de llamar señor a Piedrahita… uy la que voy a liar). 

Yo os aviso, que una vez en el teatro, todo puede pasar. Empezaremos con casi una kiss cam, bueno más bien solo cam, una cámara “discreta” que… ajá pensáis que os lo voy a contar eh? Pues no, eso es una de las primeras dosis de risas sin parar que nos da Piedrahita y mejor no hacer spoiler, más que nada no sea que me manden unos matones y esas cosas y a ver que hacemos, ups ¿esto lo he dicho en alto? 

En este espectáculo se analiza, en clave de humor, mucho humor, por qué nadie está contento con lo que le ha tocado. Anda, si eso nos suena mucho ¿eh? Pues aquí vas a descubrir que tienen que ver las cazadoras de cuero, recordad esto, cazadoras de cuero de Primark, con la carpeta de documentos que llevas en el coche. Esto hay que verlo para saber por donde van los tiros. 

Vas a ver que ponerte piercings en los pezones es de visionarios, o casi. Y que puedes tener un apego que nunca imaginaste con tu taza del váter.

 Vamos a ver, así dicho suena a “¿pero esto que es?”, pero la forma de hilarlo que tiene aquí este señor (sí, he vuelto a llamarle señor), es magistral. 

Vas a descubrir la relación entre la felicidad y una pelota de Nivea, podrás pensar que harías en el paraíso, verás la forma de animar a un camión de mudanzas y hasta descubrirás que “si ha entrado, tiene que salir”. 

Consejito del día: Si llegas tarde, entra triunfal porque Piedrahita te va a cazar. 

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