UN VODEVIL COLMADO DE GRACILIDAD
Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez adaptan libremente el texto clásico de Terencio con un reparto repleto de rostros conocidos. Una divertida versión de "El Eunuco" en el que sus actores cantan, bailan y explotan su vis más cómica, ¡divertidísima! | Por Cristina Hernández.
Imagínate en Atenas. Un joven fogoso con las hormonas alborotadas. Se enamora de una esclava. La esclava, lo es de una cortesana. La cortesana tiene un amante. El amante es el hermano mayor del joven fogoso, que quiere hacerle un regalo. A la cortesana. Por eso, le compra un eunuco. Pero aún no se lo ha dado. El joven se entera. De lo del regalo, de lo del eunuco. Y, como acceder a la casa de la cortesana para poder enamorar a la esclava, tarea fácil no es, decide suplantarlo, reemplazarlo. Al eunuco. ¿Te lo imaginas? Imagínatelo.
Y, a todo eso, ahora añádele un criado que no quiere, y una criada que no se entera, y un soldadete enamorado de un generalete, y un generalete que no sabe, que duda, que si carne que si pescado, y un cilindro, –bueno, no, un cilindro no. Un hombre, pobre, que así se llama, Cilindro–, y pasillos, súmale muchos pasillos. ¿Lo tienes?... ¡Bien!... Pues, si llegados a este punto, aún no tienes la cabeza hecha un lío, ahí va el acertijo: Todo esto, junto... ¿qué es?... Va, te damos una pista... Drama, no es.
El ingenio y la fuente originaria de las artes escénicas confluyen en el estupendo y desternillante vodevil en la versión del "El Eunuco", de Terencio, realizada por Jordi Sánchez, conocido por ser el Recio de Mirador de Montepinar, y Pep Anton Gómez, director de este montaje. Un texto clásico que sirve para contar la historia de nueve personajes enloquecidos por el amor, el dinero, la pasión, el orgullo, los celos y los equívocos (¡tantos equívocos!). Nueve personajes, sí. Y otras tantas historias que se entrecruzan en un montaje que transita sin rubor por el teatro clásico grecolatino y el musical, la comedia de situación y el vaudeville. Un desfile de taitantas historias a un ritmo endiablado en lo que pretende ser, y es, toda una fiesta de principio a fin en la ciudad de Atenas.
Señalados se presentan ante los soberanos jueces de este clásico, no tan clásico. Con poses a ritmo de tango, "El Eunuco" arranca sonsacando sonrisas por doquier y expectación absoluta dado el atractivo reparto que participa en ella. Un particular retrato del mundo castrense que podría definirse como "la indefinición más absoluta" en el que el que desfilan los síntomas del enamoramiento por esta comedia musical, los celos de unos y otros de una dicotomía amorosa que atormenta a una concubina entrada en años. Con ella, sus amantes, sirvientes y regalos con sorpresa, se muestra un panorama pobre y amoroso intranquilo en el que se dice no "al feo sin contemplaciones" y en el que la coreografía escénica de la que se sirve va a juego con el colorido del vestuario y notable agrado de los personajes, tan variopintos como pintones.
Una pieza muy divertida, sobresaliente en un guion de estructura clásica en el que destaca un simpático juego de palabras, de dimes y diretes, con momentazos descarrachantes, como ese que entona capullito de aleli. Una fantástica propuesta teatral que te hace testigo de una inverosímil, pero desternillante historia gracias a unos actores que cantan, bailan y explotan su vis cómica. Entre ello, Anabel - que es brava como ella sola - y Pepón - una sorpresa absoluta que provoca un sin fín de carcajadas cada vez que interviene- son la presencia con más peso de un guion divertido, aunque de entretenimiento desnivelado, en la que a un acto sin musicalidad le suceden otros carcaditos de momentos cantarines y bailarines. Un enredo en el que todos su elenco demuestra con acierto y gracilidad su buen hacer en este musical que aborda la búsqueda del amor verdadero teniéndole al lado, pero es que, ¡qué imbecilidad los hombres! (que no se dan cuenta de nada). "El Eunuco" contesta a eso de ¿qué es el amor?, sin duda un algo sin opción ni elección que esta obra queda retratado en la sin razón del amor, su absurdez y el amor por amor... ¡por todos los dioses!
Señalados se presentan ante los soberanos jueces de este clásico, no tan clásico. Con poses a ritmo de tango, "El Eunuco" arranca sonsacando sonrisas por doquier y expectación absoluta dado el atractivo reparto que participa en ella. Un particular retrato del mundo castrense que podría definirse como "la indefinición más absoluta" en el que el que desfilan los síntomas del enamoramiento por esta comedia musical, los celos de unos y otros de una dicotomía amorosa que atormenta a una concubina entrada en años. Con ella, sus amantes, sirvientes y regalos con sorpresa, se muestra un panorama pobre y amoroso intranquilo en el que se dice no "al feo sin contemplaciones" y en el que la coreografía escénica de la que se sirve va a juego con el colorido del vestuario y notable agrado de los personajes, tan variopintos como pintones.
Una pieza muy divertida, sobresaliente en un guion de estructura clásica en el que destaca un simpático juego de palabras, de dimes y diretes, con momentazos descarrachantes, como ese que entona capullito de aleli. Una fantástica propuesta teatral que te hace testigo de una inverosímil, pero desternillante historia gracias a unos actores que cantan, bailan y explotan su vis cómica. Entre ello, Anabel - que es brava como ella sola - y Pepón - una sorpresa absoluta que provoca un sin fín de carcajadas cada vez que interviene- son la presencia con más peso de un guion divertido, aunque de entretenimiento desnivelado, en la que a un acto sin musicalidad le suceden otros carcaditos de momentos cantarines y bailarines. Un enredo en el que todos su elenco demuestra con acierto y gracilidad su buen hacer en este musical que aborda la búsqueda del amor verdadero teniéndole al lado, pero es que, ¡qué imbecilidad los hombres! (que no se dan cuenta de nada). "El Eunuco" contesta a eso de ¿qué es el amor?, sin duda un algo sin opción ni elección que esta obra queda retratado en la sin razón del amor, su absurdez y el amor por amor... ¡por todos los dioses!
:: Actualmente de gira, pero "El Eunuco", dirigida por Pep Antón Gómez, vuelve al Teatro La Latina a partir del 3 de diciembre... ¡no os la perdáis!
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