Crónica del concierto de "Artic Monkeys" en el Palacio de los Deportes de Madrid


ARTÍCULO POR RAQUEL JARO

ARCTIC MONKEYS REGRESA A LA CAPITAL

El pasado viernes, la banda británica liderada por Alex Turner, que se ha convertido en una de las bandas de indie rock más influyentes del momento, llenó el Palacio de los Deportes de Madrid como resultado de la presentación de su nuevo trabajo, AM, que vio la luz en septiembre de este mismo año. 


Colas kilométricas, un amplio cuerpo de seguridad, cientos de jóvenes luciendo camisetas de la banda y una enorme expectación. Ese es el ambiente que se respiraba antes de la apertura de puertas del Palacio de los Deportes de Madrid el pasado 15 de noviembre. Está claro que Arctic Monkeys se ha convertido en  todo un fenómeno de masas, al menos para aquel sector amante del rock alternativo. 

Mucho ha llovido desde que en 2005 la banda formada por Jaimie Cook (guitarra), Matt Helders (batería) y el ya mentado Turner, a la que posteriormente se uniría el bajista Nick O’Malley tras sustituir al antiguo miembro Andy Nicholson, lanzara sus primeros sencillos, I bet that you look good on the dancefloor y When the sun goes down, que gozaron de un apabullante éxito. Desde luego la banda prometía. Desde entonces no sólo el peinado de su vocalista ha cambiado, desde su despeinada melena e inocente look al tupé con el que nos sorprendió en 2011 con la llegada del álbum Suck and see que luce en la actualidad, sino que también lo ha hecho su música. El grupo ha ido madurando a una velocidad vertiginosa desde un estilo base que podemos definir como un bailable indie rock con tintes neo-punk al que ahora, con la llegada de AM, han introducido cierta influencia del hip-hop o el rap, como el propio vocalista afirmó en una entrevista concedida a la Rolling Stone. Unos 8 años y 5 albums después la banda de Sheffield ha llegado a encabezar carteles, actuar en la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Londres o ser considerados por muchos un icono de nuestra época (a pesar de que se esfuercen en negarlo). En definitiva, ha llegado a convertirse en lo que es ahora, una de las más grandes bandas británicas del nuevo milenio.  


Los de Turner saltaron al escenario sobre las 22:00, pero no sin que antes pudiéramos disfrutar de The Strypes, banda de rock & roll liderada por Ross Farrelly.  A pesar de la corta edad de sus miembros (entre 16 y 17 años)  The Strypes sorprendió al público con la facilidad de estos para desenvolverse en el escenario y unos temas que pueden remitirnos a las míticas bandas de los 60’ como The Byrds o The Beatles y que incluso pueden recordarnos al imberbe Alex del Whatever the people say I am that’s what I’m not (2006). 

Pronto llegó el turno de los británicos. Fue Do I wanna know, uno de los temas de AM, la elegida para dar comienzo a un espectáculo de impecable puesta en escena en el que se mezclaron enérgicos y bailables temas repletos de riffs guitarreros y gran presencia de la batería de Helders (Old yellow bricks, Dancing Shoes) y otros momentos emotivos que protagonizaron aquellas canciones más lentas (I wanna be yours, Peldriver Waltz). Junto a los temas del nuevo álbum, Turner y compañía deleitaron a sus fans con algunos de sus temas más míticos (I bet that you look good on the dancefloor) e incluso una versión acústica de una de sus más aclamadas canciones, Mardy Bum. R U Mine? puso (además de los pelos de punta) punto y final a la velada. Puede que los más exigentes echaran de menos algunos temas como 505 o Suck it and see pero, desde luego, podemos decir que, una vez más, Arctic Mokeys no defraudaron. 

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