Los Pipicaca: la gloriosa transición de Lucas (sí, el de Andy y Lucas) hacia el reino del pipí, la caca y la higiene infantil

 



España, país de genios, de inventores del botijo, del Fary… y ahora también de Lucas, que tras separarse de Andy ha decidido que su camino musical pasaba, inevitablemente, por las tuberías del váter.

Sí, amigas y amigos: Lucas —el mismo que te cantaba que “son de amores” con cara de querer abrazarte fuerte— ahora te canta sobre pipí y caca con la misma intensidad emocional.

Esto no es una metáfora. Ojalá lo fuera.




Bienvenidos al Disney del retrete


Lucas, muy fino él, se ha puesto como seudónimo Simon Luke, que suena a “cantante anglosajón que aspira a Eurovisión”, pero en realidad introduce un universo animado cuyo casting es el siguiente:


  • Una caca
  • Un pipí
  • Un váter
  • Una escobilla
  • Y un rollo de papel higiénico


Todo ello para enseñar higiene infantil.

Lo cual está muy bien.

Pero también es cierto que no lo veíamos venir ni con prismáticos.




El vídeo musical que nadie pidió… pero que nadie puede dejar de mirar


El tema principal, “Somos los Pipicaca”, tiene la misma energía que si hubieras dejado a un niño de 5 años al mando de un estudio de grabación después de tomarse dos Actimel y una Fanta de naranja.


La animación es tan colorida que parece hecha por un diseñador gráfico con fiebre.

La letra es… bueno, es caca lírica.

Y Lucas aparece dándolo TODO, como si interpretara la banda sonora de El Rey León, pero dentro de un cuarto de baño de un colegio público.




Lucas niega que esto sea una pulla a Andy… lo cual lo hace aún más sospechoso


El timing es perfecto:


  • Andy: saca una canción seria, profunda, de adulto.
  • Lucas: señor caca intensifies.


Luego él dice que no es una respuesta artística, que es “algo que hace por hobby”.

Ah, claro: tu hobby es montar una empresa llamada Los Pipicaca S.L.

El mío, en cambio, es hacer sudokus.

Cada uno con lo suyo.




El público infantil, encantado. Los adultos, traumatizados.


Los niños: “¡JAJAAAAA UNE CACA QUE CANTA!”

Los padres: “¿Pero qué he hecho yo en la vida para llegar a esto?”


Aun así, hay que reconocerle mérito: Lucas ha encontrado un filón.

Un filón feo, oloroso e indescriptible…

pero un filón.




¿Exageración o marketing maquiavélico?


Se ha hablado de miles y miles de visitas, de éxito viral, de que los Pipicaca van camino de convertirse en los Fruitis 2: el retorno del mojón feliz.


¿Será verdad?

¿Será hype?

¿Será que España está aburridísima y cualquier cosa con ojos y sonrisa nos hace gracia?


Nunca lo sabremos.

Pero lo que sí sabemos es que Lucas está pasándoselo como un crío con un bote de colonia en el baño.



Lucas ha tocado fondo… literalmente


No sabemos si su carrera musical despegará hacia nuevos horizontes o si se quedará atascada en la cisterna…

Pero lo que está claro es que:


  • Tiene valor
  • Tiene imaginación
  • Y tiene cero vergüenza


…y esas tres cosas juntas dan como resultado Los Pipicaca, el proyecto infantil más raro, más inesperado y más absolutamente maravilloso que ha dado la industria musical española.


Gracias, Lucas.

El mundo no sabía que necesitaba esto.

Y ahora no sabe cómo vivir sin ello.




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