Crítica de "Independence Day: Contraataque", dirigida por Roland Emmerich


ARTÍCULO POR IVÁN BALLESTEROS

INTENSIDAD DE EFECTOS ESPECIALES

Título: Independance day II. Director: Roland Emmerich. Intérpretes: Liam Hemsworth, Jeff Goldblum, Bill Pullman, Jessie Usher, Maika Monroe, Vivica A. Fox, Sela Ward, William Fichtner. Nacionalidad: EEUU (2016). GÉNERO: Ciencia ficción. Fecha de estreno:  1 de julio. Nota: 2’5/5.

Sinopsis: Siempre supimos que volverían. Después de que Independence Day redefiniera el género, el siguiente capítulo épico asiste a una catástrofe global de unas dimensiones inimaginables. Usando tecnología alienígena recuperada, las naciones de la Tierra han colaborado en un programa de defensa colosal para la protección del planeta. Pero nada puede prepararles para la fuerza avanzada y sin precedentes de los alienígenas. Únicamente la ingenuidad y valentía de unos pocos hombres y mujeres podrá salvar a la humanidad de la extinción.



Naves espaciales, explosiones, guerras intergalácticas, americanos salvando el mundo… Como no podía ser de otra manera, Independence Day vuelve a la gran pantalla en calidad de secuela, de la mano de Roland Emmerich. Tras 20 años, y sin Will Smith, los frutos de Emmerich vuelven a deleitar los paladares más selectos y versados en la sci-fi . Quizá el argumento de la película sea totalmente previsible (incluso antes de visionar la película), quizá los estereotipos marca EEUU son –incluso- esperados, quizá los diálogos no hayan sido la séptima maravilla… pero lo que sí que es seguro es que la inmersión en la atmósfera y la tensión que nos brinda la película salen a la palestra con nota excelente: una montaña rusa emocional mantiene en vilo la atención constantemente, hasta para las exigencias del público más reacio a la ciencia ficción. El despliegue de los efectos especiales es el eje articulador de la película, y suple las carencias que un buen guión pueda aportar; empero, el Universo por el que apuesta el director consigue hacer que ello sea una peccata minuta, y que las dos horas de visionado se conviertan en un abrir y cerrar de ojos. Nos encontramos, de nuevo, ante cómo hemos de valorar el séptimo arte, si con una buena historia pero con un modesto despliegue técnico que no comprometa a ésta; o por el contrario, una satisfacción de los cinco sentidos a través de la inmersión atmosférica que nos ofrece.

La interpretación del elenco deja un sabor agridulce en la boca, pues a pesar de la brillante actuación de cada uno de ellos, el papel que encarnan peca de poca originalidad: un americano que sacrifica su vida por su patria a modo de exemplum virtutis, un doctor chiflado con un carisma artificial y forzado… Pero hemos de pensar en la lógica en la que Emmerich ha operado a la hora de crear este film: una ruptura con el antecedente no podría haberse pensado como Independence Day II.  

Esperemos que sus futuras producciones del director superen esta herencia que arrastra.


A pesar de todo, cualquier amante de la ciencia ficción tiene una visita obligada al cine cuando se estrene esta película, pues sólo por la intensidad que transmite con sus efectos especiales merece la pena el visionado de la misma.

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