Crítica de "El último lobo", dirigida por Jean-Jacques Annaud.

ARTÍCULO POR MARIO AMBITE

EL REY DE LA ESTEPA 

Título: El último lobo (Le dernier loup). Director: Jean-Jacques Annaud. Reparto: Shaofeng Feng, Shawn Dou, Ankhnyam Ragchaa, Yin Zhusheng, Basen Zhabu. Guion: Alain Godard, Jean-Jacques Annaud, Lu Wei y John Collee; basado en la novela “Tótem lobo”, de Jiang Rong. Distribuidora: Vértigo Films. Estreno en España: 10/04/2015. Puntuación:3'5/5.

Sinopsis: Año 1969. Chen Zhen, un joven estudiante de Beijing, es enviado a Mongolia Interior para educar a una tribu de pastores nómadas. Pero en realidad será Chen quien tiene mucho que aprender sobre la vida en esta tierra infinita y hostil, pero más aún sobre la criatura más temida y reverenciada de la estepa: el lobo. Seducido por la compleja relación casi mística y sagrada entre estas criaturas y los pastores, captura un lobezno para domesticarlo. Pero la incipiente relación entre el hombre y el animal – así como la forma de vida tradicional de la tribu y el futuro de la tierra misma – se ve amenazada cuando un representante regional de la autoridad central decide eliminar como sea a todos los lobos de la región.


Jean-Jacques Annaud, padre de obras como “En busca del fuego”, “Siete años en el Tibet”, o la magistral “Enemigo a las puertas”, nos trae en este 2015 “El último lobo”, una adaptación de la homónima novela china de la mano de actores desconocidos para el público occidental.

Dos estudiantes de Pekín (Chen Zen y Yan Ke) son enviados con una tribu nómada de Mongolia, en teoría, con el propósito de enseñar a leer y a escribir en mandarín a los niños. En teoría porque en ningún momento de la película aparecen haciéndolo, y podemos decir que aprenden mucho más de los nómadas, - especialmente del estereotipado sabio anciano, Bilig- de lo que los nómadas aprenden de ellos. Aprenden cómo es la vida en sociedad en este ambiente tan extremo y hostil, aprenden las leyes de la naturaleza y el delicado equilibrio que ésta guarda, y aprenden mucho sobre el comportamiento animal, especialmente el de los lobos.

Estos canis lupas serán los verdaderos protagonistas, adquiriendo en algunas escenas una personalidad verdaderamente terrorífica, y aunque no sea mucho decir: casi tan humana y expresiva como la de los propios actores. Tras la orden del gobierno de matar a los cachorros, Chen, invadido por la lástima y la compasión que le despiertan, decide quedarse con uno para criarlo en secreto, lo que acabará acarreando numerosos problemas, además de, por descontado la animadversión de la tribu hacia él, pues lejos de domesticarse, el lobo, según va creciendo, demostrará que a pesar de haber vivido aislado de la manada, conserva su instinto y naturaleza salvajes.

Esta cinta de dos horas llevada a la pantalla podría considerarse un film documental y, a pesar de las numerosas muertes, -especialmente animales- es una película para toda la familia que aburrirá a unos y emocionará hasta el punto de sacar alguna lagrimilla a otros. Si bien es cierto que la película tiene un ritmo más bien calmado, las escenas de acción, como cuando vemos cazar a los lobos, nos dejarán sin pestañear. Espectacular fotografía y maravillosos paisajes que hacen que merezca la pena verla en pantalla de cine, o incluso en 3D, si se es fan de esa tecnología.

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