Cita con... Boris Izaguirre


“Toda mi vida ha sido un completo accidente”

Gran energía y ánimo son las cualidades con las que calificaría a Boris Izaguirre, el cual nos recibió con mucha amabilidad y con ganas de hablar de su nueva novela “Un Jardín al Norte”, una obra que gira en torno a una mujer muy enigmática, Rosalind Fox, y que sin duda no deja indiferente. | Por Adolfo Pardo.

Boris Izaguirre es conocido por una larga trayectoria en televisión en programas como “Crónicas Marcianas” o “¡Mira quién baila!”. Tras el éxito de “Villa Diamante”, finalista al premio Planeta, el escritor vuelve con la que ya es su séptima novela: “Un Jardín al Norte”, un relato que rescata a Rosalind Fox, personaje que inspiró “El Tiempo entre Costuras” y a la que Boris decidió dar un trato especial, como mujer fuerte y valiente que no se detiene ante la adversidad.

Con su libro en las librerías, hablamos con Boris, cuya simpatía y agrado guiaron el transcurso de una entrevista llena de naturalidad en la que el escritor no se cortó ni un pelo al reconocer que tenía cierta reticencia ideológica con su personaje, o que su principal objetivo con esta novela es demostrar que “todo hace 100 años era igual, era lo mismo, el mundo era una incertidumbre, el siglo estaba despertando, había una velocidad por vivir”, porque a fin de cuentas si pasamos por alto las peripecias y aventuras, “Un Jardín al Norte” es un libro que habla de la vida, del amor y de cómo hay que arriesgar para vivir siempre al máximo.

Para comenzar, cuéntame cómo surgió la novela. ¿Te lo propusieron o salió de ti escribir sobre Rosalind Fox?
Uno realmente nunca sabe, cuando tuve esta conversación con mis editoras de Planeta, llamé a Eduardo Mendoza y nunca sabes dónde va a salir una buena novela porque nunca lo sabes. Yo, realmente, llevaba mucho tiempo escribiendo una novela que al final no salió, aunque pusiera la palabra fin, me di cuenta de que no funcionaba de ninguna manera y me jodió mucho ya que eso era una cosa que siempre pensé que podría evitar, esas crisis de autor. Y muy desorientado mis editoras me llamaron un poco al orden porque cuando ya tienes un contrato tienes que cumplir. Entonces ellas fueron las que me propusieron observar a Rosalind Fox. En un principio ella y todo lo que le rodeaba me daba un poco la sensación de que Dueñas no le dio el protagonismo que hubiese querido porque todo su entorno se hallaba en el lado de los vencedores, que más adelante fueron parte de una dictadura de casi cuarenta años y eso añade un peso en el cuerpo extra. Más adelante pensé que a fin de cuentas ella era inglesa y que se metió en todo esto porque se enamoró de un hombre que sí estaba metido en ese lado de lado de la contienda. María Dueñas, muy amablemente, me cedió sus copias de “La Hierba y el Asfalto”, las memorias de Rosalind Fox, y cuando empecé a leer me di cuenta que esta señora se estaba guardando todo lo que realmente hizo para ella y lo que cuenta acá son fruslerías, así que me la imaginé como una viejecita en guarraque, ella solita tomándose sus gin-tonics a la espera de un periodista joven y bello que se interesase por ella, y ya ella le contaría todas las batallitas. Una vez que la vi así, decidí hacerla ese héroe que ella se sentía, y dije que esto iba a ser una novela, una novela de verdad aunque ella sea un personaje real y haya un poco de su paso por la vida en general y este documentado, ella es un héroe de novela y esto entusiasmó muchísimo, yo me entusiasmé más y empecé a escribir.

¿Qué imagen querías dar de ella?
Pues esa, la de un héroe, me gusta la idea de pensar que Rosalind Fox tiene ahora un lector o lectora con una edad media sobre los 30 años y que se lo lee y dice, esta mujer que pertenece al pasado, un fantasma de casi 100 años ¿Qué me puede aportar a mí?, yo diría que darte cuenta de que todo hace 100 años era igual, era lo mismo, el mundo era una incertidumbre, el siglo estaba despertando, había una velocidad por vivir, la juventud que tiene el mundo y es lo que encierra ella, un galope, una persona que se come los días.

¿Crees que ella se identificaría con su imagen en la novela?
Yo creo que sí, creo que habría algunas cosas que le incomodarían, esas cosas que ella evita explicar, cómo su relación familiar por ejemplo o lo doloroso pasar esa enfermedad y que su marido la dejara tirada y que ella sola tuviera que encontrar la manera de curarse, además creo que ella habría evitado asumir que su relación con Beigbeder era un conflicto gigantesco, porque en el fondo ella aunque no lo reconociera, tuvo que espiarlo cuando estaba enamorada de él y es lo grande de mi novela, lo que más me gusta de hecho de ella.

Y hablando de su relación con Beigbeder. ¿Qué opinas de él como persona? ¿Crees que te habría enamorado en su situación?
(Se ríe) Creo que ahora yo sería Beigbeder, porque él tenía mi edad cuando la conoció y yo nunca he estado con nadie más joven que yo, porque nunca me ha tocado. Ahora me empezó a tocar, ahora yo soy el mayor pero yo siempre fui Rosalind Fox, el joven que se aproximaba y seducía al mayor. Sin embargo, creo que entre ellos, esa seducción no estaba tan de un lado, ella lo seducía a él, él la seducía a ella y los dos se seducían, se trataban cómo iguales pero no lo eran, ella tenía exactamente 29 años menos que él, una diferencia muy grande. A ella precisamente le gustaba el hombre, hecho y derecho que era él, un líder, pero también tuvo que ver cómo a él le arrebataban el liderazgo por culpa de ella. Todo ese tipo de cosas hacían la relación mucho más interesante, y cuando entré en la novela a ese territorio se me hizo mucho más fascinante.

Su relación estuvo marcada por la infidelidad, ya que ambos estaban casados. ¿Admites esa infidelidad en su caso?
Admito que es increíble como eso es tan importante hoy como entonces, no ha habido ninguna evolución en ese aspecto, creo que toda esa revolución sexual, todo lo que surgió en los 60, 70, 80 ha quedado como olvidado, la gente es extremadamente conservadora en ese aspecto. Ellos en ese aspecto eran adúlteros y con mayúsculas, ya que estaban casados y no existía el divorcio en ninguno de sus países de origen. Ellos se dan cuenta de que no quieren a sus cónyuges, se quieren a ellos y no pueden hacer nada más que ser amantes. Por ello, a ella le fastidiaban y le señalaban, a él le inferiorizaban por ser un mujeriego y estar enamorado de una mujer mucho más joven que él, pero es que hoy pasaría exactamente igual, y es que creo que la gente más joven tiene una cosa de conservadurismo sentimental, de hecho creo que es un tema interesante que abordar.

Bueno, yo no sé si admitiría a una persona que me fuese infiel, en tu caso. ¿Admitirías que te fueran infiel?
Por supuesto, una infidelidad mejora las relaciones, lo necesitan, es más creo que es ridículo pensar que no va a pasar. Creo que la gente se monta una estrategia muy equivocada, no se pueden tener estrategias en el amor y yo creo que es lo que piensa Rosalind Fox, ella se enamora y lo que es muy hermoso es que es ella la que decide continuar, ya que es ella la que escribe las cartas, que terminan convirtiéndose en un peligro para ella y aún así sigue para adelante, y eso me encanta de ella. Yo no me he vuelto a leer mi novela, ya que una vez que la publican, no la toco, pero yo quisiera que cuando pase ese momento el lector esté de acuerdo con ella y que diga que esto es amor.

Desde mi punto de vista como lector, al leer la novela y el punto de vista de Rosalind, para mí ella estaba divorciada, de haber divorcio lo habría estado ¿no crees?
Claro, su marido la repudió y ella realmente era libre, es verdad y de esta manera se consigue que tanto tú como el resto de lectores enfaticen con ella. Sin embargo, muchas veces la gente tiende a decir que lo de la infidelidad son prejuicios de otra época, y esta estructura de aceptar o no o involucrarte o no en una historia de amor está súper vigente hoy en día. La gente se pone como unos miedos y no adelanta, aunque también hay que agradecer que tengan esos miedos, porque así leen a las que no los tienen en novelas como las mías (se ríe). Me ha interesado mucho que yo sin proponérmelo he creado una historia de amor, reconozco que es mi manera de decir que voy a entrar en este personaje, con el que chocaba ideológicamente y es que el amor me supera y al final ha salido una historia de amor.

Entonces, ¿crees que habrías congeniado con ella en la vida real?
Sí, porque habría entendido eso y habría apartado todo lo demás. Creo que en el fondo, muy en el fondo, le habría agradecido hacerme ver que las ideologías son innecesarias en el amor y que este es mucho más importante que la fe.

Si miramos hacia el futuro de la novela, ¿crees que podría salir adelante en una adaptación televisiva o fílmica?
(Se ríe) La novela ha empezado a venderse muy recientemente y esperamos que todo este proceso de promoción colabora a que se vaya instalando más en la mente de los lectores, porque desde luego está probado que empiezan a leerla y lo hacen hasta el final.

¿Podría tener un éxito parecido al de la novela “El Tiempo entre Costuras” de María Dueñas?
No lo sé, la novela de María Dueñas ha tenido un éxito muy grande, además ella no tiene los problemas que tengo yo, yo soy muy conocido y siempre tengo la sensación de que me interpongo entre el lector y el libro; me interpongo en el “boca-oreja”.

Entonces, ¿crees que tu fama o tu personaje en televisión se interpone en el momento en que el lector se plantea leer un libro tuyo?
Quizás no sea la palabra interponerse, pero la gente coge el libro y sabe quién es el que lo ha escrito. Por eso yo nunca he vivido ese fenómeno del “boca-oreja”. Bueno, realmente si lo he vivido con “Villa Diamante”, ya que aunque fue finalista del premio Planeta, cuando estaba publicada ya era conocida y fue recomendaba a la gente. Esta novela en especial aunque también deseo que llegue a muchos lectores, lo que yo quiero es que sea leída por Rosalind Fox antes que por otra persona.

Y en el caso de que tuvieras que elegir una actriz para interpretar a Rosalind, ¿a quién elegirías?
No, no, porque eso sería muy difícil ya que por primera vez no escribí ese personaje con alguien en mente; me gustó la idea que fuera pelirroja, cuando probablemente pudo ser pelirroja en un momento de su vida aunque en los vaivenes de la vida le llevaran el algún momento a cambiarse el color del pelo. Me llamó la atención la idea de una mujer increíblemente llamativa y con una profesión que le pedía pasar desapercibida, esa combinación me apasiona y me hizo entrar en ella, ya que al principio me costó asumirla como compañera de viaje. Pero no, no podría dar un nombre porque generaría muchos problemas entre mis amigas, ya ha sido un problema la dedicatoria, no te haces una idea. Margarita es una de mis grandes amigas y ha sido uno de los primeros mitos femeninos que yo tuve, es una gran dama de la sociedad venezolana y cuando en las revistas de sociedad veía sus fotografías sentía una especie de fascinación absoluta todos los días del mundo hasta hoy mismo; por lo que al escribir sobre Rosalind que concatena tantas cosas femeninas, me dije que este libro iba a ser para Margarita, porque ella ha sido esa primera persona que me ha fascinado como mujer, como héroe, como mujer valiente a la que le pasan cosas en la vida. Le di el libro ahora a Margarita en Miami, en la feria de arte, estaba rodeada de sus amigas y la cara de ellas no podía disimular el malestar, las mujeres son una cosa increíble, no podían disimular la molestia de que yo no las hubiera elegido a ellas sino a ella. Por lo que me dije que no hablaría más este tema, ya que están molestas conmigo y se sienten que han sido protagonistas en mi vida, así que no puedo elegir ahora ninguna actriz, ya que muchas que se me ocurren son ahora también mis amigas.

Una de las cosas que más me fascinó de ella, de Rosalind, es ese juego suyo con la apariencia. ¿Es algo que también está presente en tu vida?
Bueno, yo tengo muy buena apariencia y tengo que sostenerla, ahora más que antes, entro en una edad en la que va a ser muy importante la conservación. Hasta ahora todo lo que tengo es regalado y es en este momento cuando te das cuenta de que hay que controlar, yo estoy ahora en un momento de control más que de cuidarme, dentro de unos vendrá el cuidado. Pero sí me gusta mucho, ya que es una manera de hacerte entrar en la novela, que ella discurra en esa primera parte de la novela en cómo va distinguiendo entre el aspecto y la apariencia, y de cómo esta puede ser un arma importante, un instrumento de trabajo. Yo creo mucho en eso, creo que todo el mundo quiere ser un personaje, y tienes todo el derecho en tu vida a construir ese personaje, y tienes todo el derecho a interpretar varios personajes en un mismo día, y las mujeres lo pueden hacer mucho mejor que nadie.

Para terminar ¿Qué planes o proyectos le esperan a Boris Izaguirre?
Ahora mismo, estoy muy descansado, muy contento, me lo he pasado muy bien en esta experiencia en Miami, y a lo mejor me regreso ahora y estoy un tiempo descansando allí, pensando en cosas. Yo no puedo hacer planes, toda mi vida ha sido un completo accidente.

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