Grease, el musical: ¡para no parar de vibrar!

GREASE, EL MUSICAL: ¡IMPOSIBLE DEJAR DE VIBRAR!

¿Sabías que…? GREASE es un musical de 1971 creado por Jim Jacobs y Warren Casey. El musical recibe su nombre de la subcultura de la juventud obrera de la década de los años 50 cuyos miembros eran conocidos como los “greasers”.

Vibrar, saltar, aplaudir como si no hubiera mañana y cantar todo hasta desgañitarte la garganta, es lo que el musical de esta mítica película te obligará a hacer. Sobra hablar de la historia que cuenta, porque ¿quién no ha visto “Grease”?. En esta ocasión estamos hablando de una fantástica producción española que nada tiene que envidiar al mítico musical de Brodway. Un escenario que con poco y mucho rosa nos sitúa en el instituto Rydel, “…porque Rydell sólo sale a ganar!”.

Desde la directora del instituto y el entrenador, que parecen sacados de la misma película con la misma voz del doblaje, o los tontos del Hight School que son geniales y a la vez repelentes, pasando por los EXCELENTES co-protagonistas, Rizzo, Flenchy, Marty, Jan, Kenickie, Roger, Doody, Sonny, que sobresalen de manera magistral ante el resto del reparto. Punto a parte los protagonistas. Empecemos con ella: Sandy: Edurne realiza un gran papel que ya protagonizó en 2008 en la primera temporada del musical y que posteriormente recalló en otra ex triunfita llamada Gisela. Edurne volvió hace unos meses al musical en Barcelona y estará girando por todas las fechas del mismo. Su voz es dulce en los momentos que debe de serlo y atrevida y especial en “Tu serás para mi”. Sin duda Edurne tiene tablas y lo sabe exprimir al máximo.


























Su partner, un Danny Zuko de movimientos de caderas rockanrolleros, que me ha dejado gratamente satisfecha (y os doy permiso a pensar mal), puesto que no es John Travolta en sus tiempos mozos, pero si es un mozo guapo, con una voz que te asusta, ¿de dónde le sale?

El comentario femenino: A otro nivel destaco a Vince Fontaine. OMG, ¡¡Qué vozarrón!! Lo clava. Me encanta, y yo también dejaría que se colara en mi habitación todas las noches, en cuerpo y voz. Nosotros repetiremos, y volveremos a volvernos loc@s y electrizantes. Y es que, sin duda, es un musical que como la película gustará a todas las generaciones. Sus pegadizas canciones y ese rollo rockabilly nos inyectarán tal dosis de energía que será difícil de dejar de tararear cualquiera de las canciones tras la apertura final de las puertas del Instituto Rydell.

Wop ba-ba lu-mop and wop bam boom!


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