Cita con… Lorena Gómez



 “Rincones es mi verdad más íntima. Una mudanza emocional donde el amor se convierte en espejo”


Tras conquistar los escenarios con su voz y sensibilidad, Lorena Gómez da un paso más en su carrera y se atreve con un nuevo formato escénico: el monólogo. Bajo el título “Rincones. El amor, ¿merece la pena?”, la artista se sube al escenario del Pequeño Teatro Gran Vía de Madrid para presentar una propuesta íntima, emocional y cargada de verdad.

Dirigida por Víctor Parrado y con Angie Lófer como directora musical, la obra podrá verse del 30 de septiembre al 17 de diciembre de 2025, los lunes, martes y miércoles a las 20:00 horas.


En Rincones, Lorena interpreta a Macorina, una mujer que se enfrenta a una mudanza emocional a través de los recuerdos, las ausencias y la búsqueda del sentido del amor. Charlamos con ella sobre el estreno, el proceso de creación y el salto de la música al teatro.

Sobre Rincones. El amor, ¿merece la pena?

¿Qué significó para ti que el estreno fuera el 30 de septiembre y cómo fueron esos meses de espera previos al estreno?

Siempre lo veía muy pronto, nunca quería que llegara. Una parte de mí decía que sí, y otra parte de mí decía que no. Pero fue como culminar ese mes de septiembre de la mejor manera, que es haciendo lo que me gusta y lo que se ha convertido ahora en mi nueva pasión. Así que culminamos septiembre de forma increíble.



¿Cuál fue el mayor reto al meterte en la piel de Macorina, ese personaje que vive una especie de mudanza emocional marcada por recuerdos, cajas físicas y emocionales?

La verdad es que no dista mucho Macorina de Lorena. Creo que me costó precisamente menos porque tenemos muchas cosas iguales y fue relativamente sencillo. Lo que no fue tan fácil fue memorizar este pedazo de texto; no memorizaba nada desde que iba al instituto, imagínate. Pero cuando algo te gusta, cuesta mucho menos. El esfuerzo ha merecido la pena y ha tenido su recompensa.

El monólogo no tiene tregua y juega con muchos matices emocionales. ¿Cómo preparaste emocionalmente esas escenas para mantener esa intensidad durante toda la obra?

Creo que no hay mucho secreto. Tiene muchos matices, pero todos hemos vivido, seguramente, algún momento de ese monólogo. Todos nos hemos sentido como Macorina alguna vez —hombres y mujeres por igual—. Son momentos que me transportan también a épocas mías pasadas, incluso del presente. Cuesta menos darle ese matiz cuando lo haces desde la verdad. Como dice mi director: cuando tienes una verdad innata, es menos difícil. Y eso es lo que he hecho, de la manera más natural posible.



En Rincones hay momentos de gran emotividad, de lágrima, de carne de gallina… pero también humor sutil. ¿Cómo utilizas el humor en tu interpretación para equilibrar la intensidad de los recuerdos más dolorosos?

El humor, la comedia y el drama en una misma obra son muy complicados. Creo que es una cuestión de concentración: no dejarte llevar ni por el drama ni por la comedia, hacerlo todo en su justa medida. Hemos trabajado mucho en eso, porque soy muy pasional y más dramática, muy intensa. Pero se me da bastante bien la comedia. Creo que hemos hecho una mezcla de emociones muy real, sin pasarnos en ninguna.


¿Cómo surgió la idea de entrelazar ciertos clásicos del pop nacional (como “Rosas”, “Contigo”, “Ojalá”, “Se nos rompió el amor”, “Aprendiz”) con la narrativa de la obra? ¿En qué momento del proceso creativo se incorporaron?

Es que yo soy eso. He nacido con esas canciones, las he escuchado toda mi vida. Para mí, hacer una obra tan mía y que no tuviera ese sello de esas canciones tan importantes en mi vida no hubiera tenido sentido. Rincones tenía que llevar ese ADN musical.


¿Cómo defines la complicidad en el escenario con Angie Lófer, directora musical de tus espectáculos recientes, y qué aporta ella a la obra más allá del acompañamiento musical?

Como digo siempre, ya es de la familia. Es directora musical, pero compartimos muchos momentos juntas, nos conocemos mucho, tenemos mucha confianza y, sobre todo, nos cuidamos y nos queremos. Eso es muy importante al trabajar en equipo. Más allá de lo profesional —que es una maravilla, con una intuición y sensibilidad brutales— está el amor y la admiración mutua.


Tus puestas en escena suelen tener una estética cuidada, minimalista incluso. ¿Qué importancia tiene para ti el espacio, la puesta en escena y los objetos (las cajas, por ejemplo) que Macorina desempaca?

Todo. Hasta los papeles que se tiran al escenario, la libreta con la que escribo, el bolígrafo… todo tiene un porqué en esta obra. Me gusta cuidar los detalles. Soy muy fan de que menos es más, y por eso hemos querido hacer una obra minimalista. Al final, el foco está en el piano, la voz y la historia. No queríamos distraer con elementos innecesarios.


El público vio muchas caras conocidas en el patio de butacas: familiares, amigos… ¿Cómo fue para ti tener ese apoyo cercano el día del estreno?

Imagínate. El día del estreno fue como estar en una fiesta familiar. Sentía que contaba esta historia en mi casa, rodeada de gente querida. Fue muy bonito y emocionante. Muchos no me habían visto en esta faceta y se sorprendieron. Por eso me hacía aún más ilusión.


¿Cómo te sentiste al recibir la ovación al terminar y ver al público y a tu equipo recogiendo ese cariño? ¿Qué se te pasó por la mente en ese momento?

En las nubes. Fue algo muy bonito. No voy a olvidar nunca ese sentimiento. Tú te acostumbras a que te ovacionen cantando, pero hacerlo con algo que nunca habías hecho… fue pensar: “Jolín, todo ese esfuerzo ha merecido la pena”.


Rincones estará en el Pequeño Teatro Gran Vía del 30 de septiembre al 17 de diciembre, con funciones lunes, martes y miércoles a las 20:00. ¿Qué significa para ti estar en este teatro y en ese horario?

Cuando una obra gusta, no hay horarios complicados. Creo que el teatro es para todos, y hay gente que puede venir entre semana mejor que el fin de semana. La mejor publicidad será el boca a boca y que la gente salga contenta.


¿Cómo esperas que el público conecte con esa pregunta central: “¿merece la pena el amor?”?

Lo bonito es que cada espectador se lleva una historia. Cada uno se pone en la piel de Macorina a su manera. Yo creo que, claro que merece la pena el amor, pero la pregunta es: ¿por qué? Y ahí invito a cada uno a descubrir su propia respuesta.



Sobre su trayectoria artística

Has sido reconocida más por tu faceta musical que por la interpretativa. ¿Cuándo empezaste a pensar en dar este paso al teatro? ¿Fue una aspiración antigua o algo que se dio ahora por necesidad?

Siempre me ha gustado la interpretación. Lo veía como un sueño no tan lejano hasta que sentí que había llegado el momento. Me formé mucho para hacerlo. Llegó el instante, le di al botón y fui hacia adelante.


¿Qué te ha enseñado la música que te sirve hoy en el teatro (en cuanto al control de la voz, el ritmo, el espacio o el contacto con el público)?

Muchas cosas. Al final, nosotros interpretamos historias reales. Cuando canto, también cuento. En cierto modo, la música es interpretar.


En tu carrera musical, ¿hay canciones o momentos que te ayudaron a prepararte para esta obra?

Sí, claro. Hay muchas canciones que son pura resiliencia y motivación. Han sido un trampolín para lanzarme, pero con una base sólida. Me ayudó mucho preparar el disco anterior; fue un punto de inflexión.


¿Cómo sientes que has cambiado como artista desde que comenzaste hasta hoy? ¿Qué nuevas facetas descubres en ti al interpretar teatralmente?

No diría que he cambiado, pero sí tengo nuevos deseos, metas y sentimientos. Si antes soñaba con hacer conciertos, ahora quiero recorrer teatros por toda España para que todos conozcan esta obra.



¿Qué miedos o inseguridades tuviste al enfrentarte a este nuevo escenario? ¿Cómo los superaste?

Muchísimos. Enfrentarte a algo nuevo y salir de tu zona de confort nunca es sencillo. Pero he creído en el proyecto. Me han dejado ser libre, y con ayuda de mi director, mi entorno y mi terapeuta, hemos ido hacia adelante, sobre todo para disfrutar.



Cómo se siente a día de hoy

Ahora que la aventura teatral ha comenzado oficialmente, ¿cómo te sientes emocionalmente? ¿Te pesa la responsabilidad o es más gratificante?

Me siento muy bien. Tengo curiosidad por lo que vendrá, pero estoy tranquila y en paz porque sé que hemos hecho un buen trabajo. Han sido muchas horas, mucho esfuerzo, muchas lágrimas y alegrías. Ha merecido la pena.


¿Qué esperas que te traiga esta etapa en términos personales y profesionales?

He aprendido a no esperar nada. Prefiero fluir y dejar que las cosas pasen. Las expectativas son las enemigas de la felicidad. Avanzo paso a paso, sin miedo, disfrutando del proceso.


¿Cómo gestionas el equilibrio entre tu vida personal y artística cuando proyectos como Rincones exigen tanta entrega emocional?

Bastante bien. Puedo conciliar y me lo tomo con calma. Antes sentía más presión, pero ahora estoy en un punto de paz. A veces me faltan horas, pero lo consigo disfrutando cada momento.


¿Cuáles son tus próximos proyectos después de Rincones? ¿Piensas compaginar más teatro, seguir con la música, grabar, girar…?

Sí, mis próximos y actuales proyectos son terminar mi disco, que sale el 28 de noviembre, y compaginarlo todo: grabar, girar, hacer teatro… Se trata de vivir y disfrutar haciendo lo que te hace feliz.


📍 Rincones se representa en el Pequeño Teatro Gran Vía de Madrid del 30 de septiembre al 17 de diciembre, los lunes, martes y miércoles a las 20:00 h.

Una experiencia íntima, emocionante y profundamente humana en la que Lorena Gómez demuestra que el amor —como el arte— siempre merece la pena.


Publicar un comentario

0 Comentarios