Los Programmata electorales

Hoy me apetece hablar de Pompeya. Sí, la famosísima ciudad enterrada y fosilizada tal cual por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. Ésta consiguió el grado de colonia – pasándose a llamar Cornelia Veneria Pompeiorum- por Sila en el año 80 a.C.


En concreto, me apetece hablar de la propaganda electoral que, por si alguien dudaba, existía, ¡claro que existía!. Por ejemplo, hasta 1992 se documentaron 1.500 inscripciones parietales de este tipo, identificándose unos 150 nombres de candidatos pertenecientes a diferentes campañas, pero en especial a la última que se realizó antes de la catástrofe.

Pero antes de mostrar algunos ejemplos, hagamos una introducción breve para entender mejor el tema. Los magistrados eran elegidos anualmente en unos comicios abiertos (comitia) por todos los habitantes, varones y libres, que gozasen de la ciudadanía municipal. La duración de la campaña electoral (trinundinum) era de unas tres semanas y solía realizarse en primavera. Las magistraturas en las que se podía votar eran dos, los duoviri (o duumviri) y los aediles. La primera era una magistratura de rango superior y se encargaban de tareas de diversa índole: presidían las asambleas legislativas y electorales, realizaban la jurisdicción municipal, administraban las finanzas, firmaban tratados con otras localidades, etc. Por su parte, los ediles eran magistrados de rango inferior en comparación con los anteriores. Se encargaban del cuidado y el control de momentos particulares y de edificios públicos, como podían ser la vigilancia del mercado, la organización de espectáculos, reparar los templos, etc. ¡Ah! Y por si no lo sabíais, estos cargos no eran remunerados, es más, lo habitual es que tuvieran que poner de su propio bolsillo.

Adentrándonos en el meollo del asunto, los programmata eran escrituras autorizadas por el poder, cuyos textos eran muy breves, utilizando abreviaturas y seguían una fórmula fija, aunque existen algunas excepciones. Curiosamente, los puedes encontrar por toda la ciudad (tabernas, calles transitadas, la vivienda de los candidatos, etc.). Eran realizados durante la noche, para evitar problemas con los que apoyaban a los otros candidatos. Un programmata típico es siguiente, donde se pide el voto por Gneo Elvio:
Pero los más interesantes –al menos para mí- son aquellos que se salen fuera de lo normal. Muestro de ello es el situado en la Vía de la Abundancia, cuyo autor se ha inspirado en los versos de Catullo (Carmina, 76, 1).
Los partidarios del aspirante a la magistratura también le ayudaban. Eventualmente se formaban uniones con otros candidatos al mismo cargo o coaliciones en los que se unían dos candidatos a la edilidad y dos al duunvirato; y, de este modo, el voto era pedido de forma común. En la Vía Consolare se puede apreciar el siguiente:
Tampoco faltan los realizados con mala fe cuyo propósito era estropear la imagen del aspirante contrario, como el hallado en la Vía de los Augustales:

O los amenazantes, por si a alguien se le ocurría boicotear. Como el situado e¡en Vía de Nola realizado por el más conocido y popular de los scriptores pompeyanos (es decir, los que hacían las pintadas electorales), Emilio Celere:

Y dejo los que me parecen los más graciosos para el final. En el primero, se puede pensar que el encargado de dictar la frase electoral pronunciara la frase “lanternario (el que lleva la luz para iluminar durante la noche) sujeta la escalera” como aviso a éste por no estar haciendo un buen trabajo, pero que el scriptor (el que realmente pintaba la frase en los muros), posiblemente por encontrarse adormecido, la transcribió sin darse cuenta de que no debía ser escrito.



Otro fue realizado en apoyo de Marco Olconio Prisco, situado en el callejón de los científicos, es una muestra de estos episodios espontáneos relacionados con su trabajo. En este caso parece el agradecimiento del propio scriptor al tabernero de un local cercano por haberle prestado una silla con la que poder escribir a una mayor altura.



Por último, decir que todos los ciudadanos sabían qué decían los carteles electorales, bien porque supieran leer o bien porque se lo leía otro.

Fdo: Krys Stark

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